Congelar apionabos: Cómo abastecerse
Si no puede aprovecharlo todo, el apio nabo puede congelarse sin problemas. Te explicamos lo que debes tener en cuenta.
El apio es extremadamente versátil. Pero si sobra demasiado, es hora de congelarlo. El apio tolera el frío, pero se alegra de recibir antes un tratamiento extra.
¿Se puede congelar el apio?
El apio es delicioso, versátil y saludable. No es de extrañar que esta hortaliza sea tan popular entre tanta gente. Sin embargo, cuando sobra algo de la cosecha en el propio huerto, surge rápidamente la pregunta de si se puede congelar el apio. Pues sí. Aquí le explicamos cómo hacerlo y qué debe tener en cuenta.
¿Qué apionabo le gustaría?
Los expertos lo saben desde hace mucho tiempo, por supuesto, pero no todos los apionabos son iguales. Se distingue entre el apio nabo y el apio perenne. Ambos son comestibles, pero difieren en cuanto a su preparación. Los dos tipos de apio nabo también se congelan de forma ligeramente distinta. Por eso, si quieres congelar tu apio, lo primero que debes preguntarte es de qué tipo es. En sentido estricto, el apio es un tipo de nabo y se reconoce por sus pequeñas hojas verdes. Los tallos del apio tienen forma de tallo y suelen ser bastante grandes.
Congelar apionabos
Empecemos por el apionabo. Si te sobra, puedes congelar el apionabo crudo o cocido.
- Cocido El apionabo
cocido puede congelarse sin mucho esfuerzo. Basta con colocar el apionabo enfriado en un recipiente hermético, cerrarlo bien y meterlo en el congelador. Las verduras se conservan hasta tres meses. - Crudo
Si quieres congelar apionabo crudo, primero debes pelarlo. A continuación, córtelo en trozos pequeños y métalos en una bolsa de congelación o un recipiente similar. De este modo, el apio se conservará en el congelador hasta seis meses. Lo mejor es etiquetar la bolsa con la fecha de congelación.
También puede congelar hojas de apio. Son especialmente adecuadas para sopas o guisos. Para ello, lave bien las hojas y déjelas secar al aire libre. Cuando estén completamente secas, sepárelas de los tallos y córtelas en porciones del tamaño que prefiera. Colóquelas en una lata con tapa y métalas en el congelador. De este modo, dispondrá de sabrosas raciones para varios meses.
Congelar el apio
El apio también se puede congelar. Para ello, quítele primero las raíces, las hebras y las hojas y lávelo bien con agua fría. A continuación, córtelo en trozos pequeños. Introduzca estos trozos en agua hirviendo con sal, sáquelos después de tres o cuatro minutos y sumérjalos en agua helada. Una vez bien seco el apionabo, envuélvelo herméticamente y mételo en el congelador. ¿La recompensa? Los apionabos pueden conservarse hasta un año.
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